¿Qué es la Psicodanza?

La Sicodanza por Jaime Rojas-Bermúdez

Este término fue utilizado inicialmente por Moreno para significar la unión de la danza con el Sicodrama; probablemente relacionado con la Danzaterapia que M. Chose introdujo en los años 30. Rojas-Bermúdez coordina en 1961 el primer grupo de Sicodanza en Argentina, desde el encuadre de Sicodrama, profundizando en su estudio y proveyéndola de contenidos teóricos y técnicos específicos.

La Sicodanza es, entonces una técnica sicoterapéutica de encuadre sicodramático, reglada y sistematizada, que utiliza el cuerpo y el movimiento como vehículos comunicacionales preferenciales y la música como soporte de dicha comunicación. Aparece, así, como la instrumentación terapéutica de una capacidad expresiva natural: a lo largo de su historia, de una u otra forma, el hombre siempre ha bailado. La danza está siempre presente en todas las culturas, inherente al ser humano como forma de expresión y comunicación. Al danzar no sólo se descargan energías, sino que hay también una liberación de Formas en una secuencia de actitudes corporales, gestos y movimientos que expresan modelos de ser y de actuar propias de cada individuo y que constituyen su código corporal. Al dejar de lado momentáneamente la palabra, la actividad corporal descubre los códigos expresivos y comunicacionales.

En nuestra cultura se sobrevalora el cuerpo como portador de mensajes estéticos y de status social, unida a una desvalorización del mismo como elemento comunicacional y expresivo. Aparece el miedo al ridículo, el temor a mostrarse, las inhibiciones… El cuerpo invadido por lo social y síquico.

Parte de la labor terapéutica en Sicodanza consiste en la lectura y elaboración de las Formas (naturales, sicológicas, sociales) y de su secuencia. A partir de las Formas se investigan los Contenidos correspondientes; de esta manera la vía de acceso a lo sicológico es el cuerpo más que la palabra: para llegar a la integración de las tres áreas del siquismo (Núcleo del Yo): mente, cuerpo y ambiente.

Para su manejo terapéutico y comprensión teórica se toman elementos de Sicodrama (encuadre teórico y técnico), aportes de la Neurofisiología (comprensión orgánica de los procesos que dan soporte al movimiento y los fenómenos que desencadenan) y de la Etología (estudio del espacio, de las distancias, del territorio y de los sistemas de señales propios de la especie).

La relación con la gravedad, las diferentes posturas y movimientos con relación a ella es uno de los ejes básicos alrededor del cual se estructura la danza y los movimientos en general. La danza es, desde su origen, un intento de vencer la gravedad; en última instancia, de volar. La gravedad, como ley suprema es la realidad que nos pone “los pies en la tierra”, con la que interactuamos tan constantemente que la olvidamos. Con la danza se actualiza su presencia y nuestras limitaciones, por eso no es casual que sea a través de ella que se intente superar la realidad mediante el trance, en un intento de desligar lo corporal de lo espiritual. Si bien en sicodanza el énfasis está entre cuerpo y espacio (la caída y la pérdida de control corporal), el centro de atención es lo sicológico y los contenidos sicológicos que estas actividades movilizan. Es una vía indirecta en la que el yo, centrada su atención en el cuerpo, presenta más libremente sus conflictos.

El yo acepta ser movido por la música en un compromiso mayor que el hablar o la escucha, tratando de superar la desvalorización, el temor al ridículo… buscando la unidad música-cuerpo, sintiendo la música como un medio natural que rodea al cuerpo y pone al individuo en contacto con su potencial vivencial y creativo. La música funciona así a la manera de objeto intermediario que facilita la comunicación consigo mismo y con los otros. La Sicodanza, utilizando el cuerpo como vehículo comunicacional intenta, como primer paso, devolver al individuo su capacidad expresiva: el desfiladero de las palabras da paso a la multiplicidad y simultaneidad de sensaciones, emociones y vivencias despojadas de connotaciones sociales tejidas en torno a la palabra.

La sesión de Sicodanza, siguiendo el esquema sicodramático, se desarrolla en tres etapas: Caldeamiento, Dramatización y Comentarios, en las cuales los conflictos, los síntomas, los sueños, las fantasías… se abordan a partir de los movimientos corporales. La historia personal de cada individuo, inscrita en su cuerpo, en sus gestos, en sus movimientos, es ahora un elemento más integrado en la acción, aunque puede ser también un tema explícito de dramatización. Durante la misma se recurre con frecuencia a la implementación de objetos que favorezcan y encaucen las actividades con un sentido terapéutico, así como a las técnicas sicodramáticas clásicas (cambio de roles, construcción de imágenes, espejo…). De esta manera, sin palabras y a través de los actos (Formas), se van esclareciendo y conociendo sus contenidos.

Por ello, actualmente, la Sicodanza constituye la sicoterapia corporal por excelencia, especialmente indicada en las sicopatías, neurosis obsesivas… y en todos los procesos sicopatológicos que comprometan seriamente la comunicación verbal, tanto por exceso como por defecto. Vale decir, en el primer caso, con aquellos pacientes en los que la palabra y, mejor aún, el habla como acto, es utilizado como barrera comunicacional (sicopatías, histerias, estados maníacos); y en el segundo, con pacientes que presentan dificultades para expresar verbalmente sus sentimientos y conflictos (depresivos, obsesivos, fóbicos, esquizofrénicos).


BIBLIOGRAFÍA

Rojas-Bermúdez, J. “Teoría y técnica sicodramáticas”. Paidós, 1987. Barcelona

Rojas-Bermúdez, J. “La psicodanse” Rev. Arte et therapìe, Nº 54-55. Dec. France, 1995

Chace, Marian “Her papers”. Ed H. Chailin American Dance Therapy Association New York, 1975

Prudhommeau, G. “Histoire de la danse” Amphora. París, 1986.

Fraisse, P. “Sicología del ritmo” Morata, Madrid, 1976.